El alma de los árboles susurra en el viento,
no hay tempestad que marchita las flores,
ni lágrimas que borren los colores.
Es la vida que contempla el milagro de la misma,
es la energía que se mueve por todas partes.
Ay, ay , divina poesía que eres tú,
sentir las caricias de las hojas secas en otoño al caer,
sentir el aroma de la primavera y un nuevo nacer
la vida llega como un abrazo de Dios en la divinidad
y en ese momento, un solo instante,
la mirada, los ojitos del alma donde el amor no tiene palabras.
Un homenaje a lo único, a la belleza del ser,
a la vida, el respeto, a la humildad, a la nobleza,
a la pura inocencia, al juego,
a la alegría y a la sonrisa.
Un abrazo cálido de los bosques.
Sin pausa y sin prisa vientos de los mares,
de las arenas movedizas.
Hoy vuelvo al espíritu de las raíces erguidas,
que se levantan y se despiertan,
alzan sus ramas y se nutren a ellas,
hoy el agua nos baña en su esencia,
un baño de vida y
como un río cristalino,
hoy un abrazo para sentir el alma,
El alma de los árboles que nos abrazan.
en un abrazo hasta la eternidad.
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