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¿La inteligencia artificial texturiza mi vida o la alisa?

¿La inteligencia artificial texturiza mi vida o la alisa?

Muchos asombrados, muchos prudentes, muchos temerosos, muchos rechazando.

La Inteligencia artificial ha irrumpido en nuestra emocionalidad con gran impacto, generando un profundo debate en el ámbito de la psicología, entre otros.

Al transformar la forma en que interactuamos con el mundo ha modificado como procesamos y vivenciamos nuestras emociones.

El poder inmenso de la IA en la personalización de exigencias adaptándose a nuestros gustos, crea una sensación de satisfacción cortoplacista al recibir de inmediato aquello que requerimos.

Sin embargo, también evitamos experiencias que podrían ampliar nuestra comprensión del mundo y desafiarnos emocionalmente, esto puede generar un efecto de “burbuja emocional”.

Podría homogeneizar nuestras emociones impidiendo experimentar una gama completa de respuestas afectivas. Ser conscientes que estamos delegando necesidades emocionales en la tecnología.

 

Es esencial desarrollar una relación de equilibrio con ella aprovechando sus beneficios sin perder de vista la importancia de las conexiones emocionales genuinas y la autoexploración emocional independiente.

El impacto positivo de la IA en nuestra emocionalidad es notable, especialmente en áreas que facilitan la autoexpresión, el bienestar y mejora las interacciones sociales.

Es facilitadora de la autoexpresión, apps y chatbots que ofrecen respuestas empáticas, no invasivas, ayudan a reducir la ansiedad social, generando un ambiente donde las personas se sienten escuchadas sin temor al juicio.

Hay recursos personalizados para fortalecer el autocuidado y facilitar la prevención de problemas a largo plazo. Estas apps ayudan a las personas a gestionar mejor sus emociones.

Son capaces de analizar patrones en tiempo real, sugiriendo actividades – meditación, ejercicio, descanso- para una autorregulación emocional.

También existen asistentes de IA para la salud mental y con esto se ha ampliado el acceso al apoyo, especialmente en áreas donde los recursos humanos son limitados. Las personas pueden recibir orientación psicológica las 24 hs. diarias facilitando el acceso a la ayuda sin barreras temporales ni geográficas. Esto puede brindar un rápido apoyo en momentos de crisis emocional y aliviar la soledad.

Contenidos como música, entretenimiento o recomendaciones terapéuticas permiten la personalización avanzada proporcionando una experiencia más satisfactoria y alineada con el estado emocional de cada persona, resultando un impacto positivo en el bienestar diario y en la mejora del estado de ánimo.

Pese a ofrecer numerosos beneficios también plantea varios desafíos y efectos negativos en nuestra emocionalidad.

Los principales son:

Desconexión emocional por la interacción constante con chatbots o asistentes virtuales. Al carecer de empatía auténtica se siente una experiencia emocional vacía e insatisfactoria haciendo que la persona se sienta incomprendida.

Las herramientas que ayudan a mejorar el estado de ánimo pueden generar dependencia emocional sin resiliencia en lugar de desarrollar habilidades de autorregulación.

También existe el riesgo de erosionar la profundidad emocional y autenticidad en las relaciones humanas al usarla excesivamente.

Hay falta de sensación de intimidad en las interacciones y ese vacío puede aumentar la sensación de soledad.

Cómo en todo el difícil camino del medio tan difícil de transitar. Los excesos perniciosos, su uso como complemento suma, en mi humilde visión.

Nos leemos en noviembre con mucha brillante humanidad asistida con tecnología de punta sin temores. A brillar que se viene el acero je, je, je.

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