La vida es una maravillosa caja de sorpresas.
Esta es una historia de las muchas que puedan pasar en la vida, pero que por su singularidad y coincidencia hace que resalte lo curioso que es el destino.
Es la historia de un verano allá por mediados de los años 80. En un lugar muy turístico de la costa dorada en una discoteca dos jóvenes muy jóvenes coinciden en un ambiente festivo en pleno verano.
Tras una charla y el típico «tonteo de dos jovencitos» surge esa chispa y tras pasar la tarde juntos se intercambian direcciones y teléfonos. «Fijo claro, eso de los móviles, Instagram, Facebook etc. no existía», y se despiden tras una tarde maravillosa.
El muchacho a los pocos meses parte rumbo a hacer el servicio militar donde está 14 meses en la marina 10 de ellos enrolado en un barco militar, y recibe cartas de esa jovencita a las que responde. Pero en esa edad y por motivos de distancia, la comunicación se pierde con el tiempo.
30 años después de todo esto, el azar y las redes sociales hace que estos dos jóvenes vuelvan a coincidir y ya en plena madurez vuelvan a tener contacto y decidan volver a verse.
El reencuentro es una mezcla de curiosidad, nervios e ilusión por volver a verse después de tanto tiempo.
El encuentro fue fantástico y obviamente las horas que pasan hacen darnos cuenta de que ha pasado media vida y hemos tenido vivencias de todo tipo, buenas, malas y sobre todo nos ha hecho recordar un pasado en el que cuando nos conocimos, éramos dos inexpertos jovencitos con sueños, ilusiones y toda una vida por delante.
Hoy ese jovencito imberbe es una persona con muchas vivencias a nivel profesional en un trabajo apasionante pero duro a la vez, con hijos con relaciones sentimentales buenos y menos buenas y con ganas de seguir haciendo cosas nuevas y disfrutar de lo bonito que nos da la vida por muy miserable que a veces sea ésta.
Esa joven se convirtió en una persona con una vitalidad desbordante, con una energía y espíritu alucinante y con unas ganas de vivir que contagian.
Esa joven se reinventó y se dedicó a hacer lo que más le gusta; escribir y ayudar con su experiencia a los demás para intentar aportar su granito de arena para que este mundo sea un poco mejor.
Para mí esa jovencita es hoy una mujer en mayúsculas, luchadora, emprendedora y llena de vida y por supuesto para mí un orgullo sea mi amiga y estar del modo que sea en su vida y en sus proyectos.
En fin esta es una historia de una coincidencia, de lo que algunos llaman el destino o simplemente un ejemplo más de lo bonita que es la vida y las cosas maravillosas que nos pueden pasar a lo largo de ella…