¿Qué energía habitas hoy?
Cómo reconocer la energía densa y la energía sutil en tu día a día
Hay días en los que todo pesa. Las palabras duelen más de la cuenta, el cuerpo se tensa y el aire se vuelve difícil de respirar. Y hay otros días donde, sin razón aparente, sentís calma. Todo fluye con suavidad y respiras con más libertad, como si algo dentro de ti encontrara su lugar.
Esos dos estados tienen algo en común: son energía.
Antes de seguir, quiero recordarte algo esencial:
La energía no es buena ni mala. Simplemente es.
A veces se muestra pesada y densa, otras veces liviana y sutil, pero siempre nos habla. La clave está en aprender a escucharla sin juicio, con curiosidad y presencia.

¿Cómo se siente la energía densa?
La energía densa no siempre viene de afuera. Muchas veces nace adentro, cuando algo no está siendo visto, expresado o cuidado.
Quizás te suene algo familiar:
- El cuerpo se tensa, aparecen dolores de cabeza o ese nudo en la garganta.
- Te sientes irritable, triste o ansiosa sin saber muy bien por qué.
- Te cuesta pensar con claridad o tomar decisiones simples.
- Las conversaciones se vuelven incómodas, cargadas de silencios o críticas.
- Incluso los espacios que habitas se sienten pesados, como si no pudieras descansar del todo.
No es que haya algo «malo» en ti. Lo que sucede es que esa energía está pidiendo ser mirada. Y notarla ya es un primer paso hacia la transformación.
¿Y cómo se reconoce la energía sutil?
La energía sutil tiene otra frecuencia. Es la que te acaricia sin tocarte, la que te da espacio para ser, sin exigencias.
- El cuerpo se relaja.
- La mente se aclara y se vuelve creativa.
- Las emociones se ordenan sin forzar.
- Las palabras fluyen con honestidad y conexión.
- El ambiente se siente liviano, nutritivo, verdadero.
La energía sutil suele estar presente donde hay autenticidad, compasión y silencio. Lugares que te recargan, personas que te abrazan solo con estar.

¿Cómo empezar a notar la diferencia?
Hazte estas sencillas preguntas:
- ¿Cómo me siento en el cuerpo después de estar con esta persona o en esta situación?
- ¿Mi energía se eleva o se apaga?
- ¿Mi respiración se libera o se corta?
- ¿Esta experiencia me deja en paz o me altera?
- ¿Me acerca a mí o me desconecta?
“Tu energía habla antes que tu”
¿Y si soy yo quien emite energía densa?
A veces somos nosotros quienes, sin darnos cuenta, vibramos desde la tensión, el cansancio o la crítica. Y no está mal. Somos humanos. También nos tocamos con lo denso.
Por ejemplo:
Llevas días acumulando cosas que no dices, y todo en ti se vuelve más irritable.
Estás con alguien que quieres, pero no puedes disfrutarlo porque tu mente está en otro lado.
Entras a un lugar con enojo, y sin que nadie diga nada, el ambiente se pone tenso.
¿La clave? Observarte con amor, no con culpa.
Tu energía también cambia. Y así como puedes sentir la de otros, también puedes transformar la tuya. A veces vas a necesitar atravesar la densidad para comprender algo, para soltar, para sanar. Y eso también está bien.
No se trata de evitar ni de juzgar. Se trata de elegir, con conciencia, lo que te hace bien.
Escucharte es volver a casa.
Al final, lo que realmente importa no es si la energía que te rodea es densa o sutil, sino cuánto te escuchas a ti misma con respeto y cariño.
Está en tu capacidad de sentir, de regresar al cuerpo y de confiar en tu sensibilidad como brújula interna.
No se trata de evitar lo que pesa ni de buscar solo lo que alivia, sino de darte cuenta, de reconocer cuándo tu energía cambia, qué la fortalece y qué la agota.
Desde ahí, elegir con cuidado y conciencia.
Porque la energía que habitas influye en ti y en quienes te rodean. Cuando la cuidas, también cuidas tu forma de estar en el mundo.
Escuchar nuestra energía es un arte que se cultiva día a día. No hay prisa ni perfección, solo presencia y amor hacia uno mismo.
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