Reliquia rural sólida.
Llega una serie de películas donde se nos habla las relaciones materno-paterno, filiales. Que también nos hablan de relaciones familiares entre hermanos/as y las ausencias de ciertas figuras dentro de la familia.
Esta es una de las ramas del debut en la dirección de Gala Gracia, en una historia de drama rural que lleva por título “Lo que queda de ti” y que interpretan de manera excelsa sus dos jóvenes y grandes intérpretes, Laia Manzanares y Àngela Cervantes.
Rodada en el pirineo aragonés, la película trata el tema de las mujeres que deciden dedicarse a la ganadería y el campo, en este caso en una ganadería ovina, sostenible y ecológica.
Según su directora, es una ópera prima intimista que en su narrativa consigue cosas de documental y que el espectador agradece que sean las actrices las que realicen las tareas típicas de la ganadería, ya que ambas realizan, casi en formato documental el cuidado y parto de esas ovejas, de raza xisqueta, que serán unas protagonistas más del film.

La película nos habla el punto de vista de dos hermanas que tienen que lidiar con la muerte prematura del padre. Una no se ha movido de su localidad natal (Àngela Cervantes) y que, por lo tanto, ha decidido ser la heredera de la granja del activista naturista y seguir con su legado. La otra hermana es una pianista de jazz con un futuro prometedor y que debe dejar Nueva York (Laia Manzanares), para asistir al entierro del padre.
Entre ellas surge la culpa y el desarraigo de la tierra donde una creció y que abandonó para crearse una carrera fuera del campo.

La historia es muy verosímil y sólida gracias a su narración, al acompañamiento del entorno rural que huye de la visión idílica, extremando al detalle el vestuario, los objetos y los gestos de la gente de campo. Aprendiendo, las actrices, a coger las ovejas sin que se les haga daño. Aprendiendo también las tradiciones y las dos caras de la naturaleza, el trabajo duro y la belleza de los paisajes.
La película también nos hace reflexionar sobre nuestra propia alimentación, con el movimiento Slow Food, para producir carne de calidad no solo para una cuestión ambiental sino también por un tema de salud y también es una denuncia a la falta de relevo generacional en los trabajos del campo y ganadería, el aislamiento de los pueblos, la memoria entre padres e hijos y las visiones de infancia una vez nos hemos hecho adultos.
Una película muy disfrutable, que aporta aire fresco rural con una mirada realista, sin azúcar, mezclando lo tradicional de los métodos agrícolas con la modernidad de la música, a través de la relación de dos hermanas en duelo por la muerte de su padre. Una película de desarraigo y anclaje de los orígenes.
Ganadora en el festival de Málaga a la mejor banda sonora original.