Nuestro blog – como bien saben – se titula “El agujero en la flauta” en honor a una expresión del místico sufí Hafiz, que decía: “Soy un agujero en una flauta por el que se mueve el aliento de Cristo. Escucha esta música.”
Hace poco días encontré una expresión parecida en Hildegarda de Bingen: “El hombre sólo puede cantar los misterios. Es una trompeta que no produce por sí misma los sonidos hasta que alguien la llene de aire.”
Hafiz de Shiraz (1325-1389) fue un poeta y místico musulmán, según algunos el más grandes de los poetas sufí, junto con Rumi (1207-1273). Hafiz – su nombre mismo significa eso – sabía el Corán de memoria, pero esto no le impidió estar abierto al Amor y enamorarse de Cristo. Cantar al Amor es la tarea fundamental de los poetas y místicos persas.
Encontramos un hermoso paralelo con Hildegarda (1098 – 1179) que vivió dos siglos antes en Alemania y que era una monja cristiana católica.
Hafiz e Hildegarda se diferencian en muchos aspectos: uno es varón, persa, musulmán y del siglo XIV. La otra es mujer, alemana, cristiana y del siglo XII.
Los dos usan una imagen muy parecida – un instrumento musical – para expresar una de las claves de la experiencia espiritual.
Hildergarda se sirve de una trompeta y Hafiz de un flauta.
Los dos hacen hincapié en lo mismo: el instrumento es un simple instrumento. Tiene que dejar fluir el aire para ofrecer su música y su melodía.
Los dos son instrumentos a viento y utilizan el maravilloso símbolo del aire/aliento que bien se asocia al Espíritu.
También – según las inclinaciones musicales personales – se pueden utilizar otros instrumentos: a viento, a cuerda, a percusión. Lo importante es comprender la gratuidad del instrumento que se deja tocar.
Trompeta y flauta necesitan de un espacio vacío por el cual el aire va formando las notas.
Así es en la vida. Así es el camino espiritual.
Descubrir nuestro propio vacío, aceptarlo, amarlo y dejar que el Amor lo llene y utilice.
Sin vacío no hay música, sin vacío no fluye el Amor.
¿Trompeta o flauta?
No importa en el fondo. Lo importante es entregarse al Amor.
¿Trompeta o flauta?
No importa. Lo importante es la música divina que siempre acontece en un corazón vacío y enamorado.
¿Trompeta o flauta?
No importa. Importa cantar los misterios.