Una estrella más en el cielo.

El pasado martes 17 de diciembre nos dejaba la gran actriz Marisa Paredes, mucho más que una simple chica Almodóvar.

La hija de la portera, cómo ella misma comenta en su biografía, nacida en 1946 en Madrid, mostró una gran vocación por el teatro e inició sus estudios en el Conservatorio y en la Escuela de Arte Dramático de Madrid.

A pesar de ser conocida por su trayectoria en las películas de Pedro Almodóvar, Marisa Paredes comenzó su carrera con sólo 14 años, ya que en 1960 debuta en el cine en películas como “Esta noche tampoco” de José Osuna o “091, policía al habla” de José María Forqué. Debuta al año siguiente en el teatro, en la compañía de Conchita Montes y empieza también en la televisión en el programa Estudio 1.

En esos primeros años, entre el año 1960 y 1970, participa en la película de Fernando Fernán Gómez “El mundo sigue” (1965), spaguettis westerns como “Réquiem para el gringo” (1968), “Carola de día, Carola de noche” junto a Marisol (1969).

En los años 70 conoce a su primer marido y padre de su hija, el director Antonio Isasi-Isasmendi, con el que participó en la película “El perro” (1977).

Fernando Trueba le da un papel en su “Opera prima” (1980), que le da prestigio y le abre las puertas al mundo de Pedro Almodóvar, que le da el papel de Sor Estiércol en la película “Entre Tinieblas”, a la que le sigue películas tan destacadas cómo “Cara de acelga” (1987) o “Tras el cristal” (1987), una etapa que le abrió las puertas al cine internacional, ya que trabaja en Francia, Alemania e Italia, donde recordamos ese papel en la película “La vida es bella” (1997) de Roberto Benigni.

Marisa Paredes presidió la Academia de Cine Español del 2000 al 2003.

Se ha ido una actriz elegante y reivindicativa, que defendía sus ideales, tanto políticos como sociales.

Lo mejor es que sus más de 75 películas a lo largo de más de 60 años, quedaran para siempre en el recuerdo, ya que era una actriz querida y reconocida.

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